El 3 de Julio, cada año, cientos de organizaciones y millones de personas en todo el mundo celebramos el “Día Mundial sin Bolsas Plásticas”. Es una campaña organizada por coaliciones de organizaciones ciudadanas que han luchado por años contra el uso de plásticos desechables, usando la bolsa plástica como el símbolo de los objetos plásticos que cada día son usados y transformados en basura en menos de media hora. Pero no se trata solo de las bolsas: bombillas plásticas para los jugos y bebidas, botellas plásticas desechables, envoltorios de galletas, vasos desechables, están a la orden del día. El impacto del plástico no está solo en el hecho de que son de muy lenta degradación y que contaminan al transformarse en basura. El plástico está fabricado a base de petróleo, por lo que su consumo promueve la devastadora industria de la extracción y uso del petróleo, una de las principales causantes del calentamiento global.
Si bien en Temuco y varias ciudades de Chile se ha avanzado en la reducción del uso de las bolsas plásticas que se entregan en supermercados, estamos lejos de su eliminación. Farmacias, supermercados medianos y pequeños, carnicerías, ferias libres, y los mismos supermercados en sus secciones de frutería, panadería, fiambres, etc., continúan entregando bolsas plásticas a diestra y siniestra. Es más, se ha dejado de entregar bolsas plásticas en los grandes supermercados y tiendas, pero se ha comenzado a usar envases y utensilios plásticos en la venta de otros productos que tradicionalmente no generaban residuos plásticos con su venta. Un claro ejemplo de esto, es la venta de helados artesanales.
Los helados artesanales solían ser el perfecto ejemplo de un producto “basura cero”: contenido en un cono de galleta, el helado y su contenedor son consumidos sin dejar más rastro que una servilleta (biodegradable-compostable) y unas manchas delatoras de chocolate en la cara de el o la feliz consumidora. Hoy para comprar un helado artesanal se bota a la basura: un par de guantes de latex (no reciclables, tardan decenas de años en degradarse), un contenedor de plumavit (no reciclable, tal vez nunca se degradan) que reemplaza al cono de galleta, y una inútil cuchara plástica que pronto termina en la basura. Es una pena que como sociedad aceptemos tan fácilmente y sin criticas, el cambio tan drástico de un producto que no generaba basura, a uno que ahora genera al menos tres tipos de desechos plásticos.
Necesitamos como sociedad cambiar nuestros hábitos, consumiendo sólo lo que realmente necesitamos, y eligiendo los productos que dañen menos el medio ambiente: productos biodegradables, reutilizables, durables, o en último caso reciclables. Y al comprar productos reciclables, asegurémonos que tengan ese destino.
Todo el plástico que ha sido fabricado en la historia de la humanidad, se encuentra dando vueltas en algún lugar del planeta. Los océanos se han transformado en sopas de plástico que alimentan peces, aves y mamíferos. Se ha encontrado microplástico en moluscos chilenos, y los peces en la cima de la cadena trófica, como el atún, terminan concentrando grandes cantidades de contaminantes en sus cuerpos, entre ellos plástico. De seguir entrando basura al mar con la velocidad actual, el año 2050 habrá más plástico que peces en el mar.
Como sociedad que mira al futuro, debemos eliminar paulatina y progresivamente el uso del plástico, por ser un material tóxico, casi siempre desechable, y totalmente reemplazable por materiales nobles y naturales como la madera, el metal, el vidrio, y las fibras vegetales. Julio es el mes contra el uso del plástico, te invitamos a realizar acciones cotidianas que reduzcan su consumo, y a compartirlas por las redes sociales con el hashtag #breackfreefromplastic #liberatedelplastico.
Estamos a tiempo de rescatar el planeta, y entregar un ambiente decente a las futuras generaciones.